
(dicho también en Fmrockandpop.com)
En los tiempos en los que el genérico iPod es rey, el camino se ha puesto sinuoso para los discos dobles. Y más complicado aún si encima el álbum es cuestión es doble y conceptual. Porque en la era en que la música se vende al menudeo y por canciones, editar una obra compuesta para escuchar como un todo, y que entre interludios y canciones suma 23 tracks y casi dos horas de música, es cuanto menos aventurado.
Sin embargo, Judas Priest, y su discográfica, casi ajenos a los tiempos que corren, se lanzan con Nostradamus.
Un disco conceptual que recorre la vida y la obra de Michel de Nostredame, aún polémico y misterioso a 500 años de su muerte.
Según dice la propia banda, “se trata de la más ambiciosa aventura musical de Judas Priest hasta la fecha”. Y a primera oída, no queda más que coincidir. Intros largas y ominosas, interludios climáticos, orquestaciones casi omnipresentes y las filosas guitarras de K.K. Downing y Glenn Tipton custodiando como una guardia pretoriana la garganta marcial del emblemático Rob Halford, componen el cuadro.
Los peros surgen por el tamaño del disco. Condensar en un CD la historia de un personaje polémico, controvertido (fue acusado de operar con las artes oscuras y, a la vez, terminó como consejero de Enrique II, Rey de Francia) no es sencillo y allí quizás es donde esté el pecado de Nostradamus. En el gigantismo. A lo largo de toda la obra uno espera que la banda arranque con esa furia y velocidad que los caracterizó siempre. Pero son los temas a medio tiempo, pletóricos de oscuridad medieval, con un Halford que pocas veces busca los tonos altos que le dieron la fama, los que predominan en el disco. Salvo en Revelations, Pestilence & Plague y Persecution (todas del disco 1); y en Nostradamus (la canción; del disco 2), en donde la velocidad y el vértigo de las guitarras y los estribillos dicen presente. Allí respira el viejo Judas Priest. Allí es donde se liberan las ataduras de las orquestaciones, las cuerdas y los teclados de Don Airey (Deep Purple) y la banda avanza como una aplanadora.
No estamos ante un disco de fácil escucha, entonces. Hay que sentarse, librito en mano y prestarle atención a los intrincados recovecos que propone, como un laberinto, lo nuevo de Judas Priest. Si se disfrutan esas búsquedas, adelante. Si se busca colar algo pasatista en el iPod para pegarle una oída en la cinta del gimnasio, mejor otear otros horizontes.
5 comentarios:
excelente reseña Gallo, gracias! Que bien que escribes.
de ná!
Voy a tratar de escucharlo, el anterior de Judas me agrado, temas como Worth Fighting For y Angel. Igual ahora estoy escuchando mucho de Judas el "Sad Wings of Destiny"
Y te invito a escuchar otro disco conceptual como Avantasia: The Metal Opera parte 1 y la parte 2. La 3 no por que es muy diferente a las dos primeras, quiza no te gusta es Power Metal.
Svp, me gusta el power metal. Los discos de Avantasia los tengo (el 1 y el 2) pero el género terminó aburriéndome porque se tornó algo repetitivo y de pronto aparecieron bandas de power metal europeo hasta de abajo de las piedras.
salud
Es cierto el Power Metal hace rato me aburrio sobre todo con esas bandas nuevas que lo unico que hacen es tocar rapido... malo malo.
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